Compartir

jueves, 17 de agosto de 2023

ARRIBISTA

 


¡Cómo ha cambiado el mundo!  Cada día y desde cualquier escenario, es fácil percibir una sofisticada inversión del concepto del bien y del mal.  Y es que, al parecer, la VERDAD se nos volvió un mito que poco a poco ha ido cediendo su imperio a una diversidad de verdades erigidas desde la consciencia individual, como es lógico, siempre marcadas por un interés particular. 

Lo dicho hasta aquí, es tan solo para contextualizar la extraña definición con la que ahora pretenden nombrar las actividades que le dieron y le dan forma a una sociedad pujante; la cual ya tiene que acostumbrarse a escuchar cómo, dentro de la política del amor difundida mediante un discurso de odio, todo lo que hasta ayer fue bueno hoy amaneció siendo malo.       

Y es que en su verborrea alucinante por minimizar y ridiculizar a quien no comparte su delirio por ser líder mundial, salvador del planeta y de la especie humana, ahora tilda de ARRIBISTAS a:

1)      Quien madruga a trabajar para conseguir su sustento y el de su familia, porque no espera ni limosnas ni dádivas de ninguna índole.

2)      Quien defiende y propende por:  un estado de derecho que garantice la justicia y ejerza la autoridad; una sociedad libre y consciente de sus derechos y obligaciones; la libre empresa que asegure un empleo digno; etc.

3)      Quien se esfuerza por estudiar, con la esperanza de mejorar sus condiciones materiales sin depender de subsidios estatales ni limosnas oficiales.

4)      Quien ejerce su voluntad para salir adelante por sus propios méritos.

5)      Quien no tiene ni corazón ni intención de hacer daño al prójimo, porque ejerce sus dones y talentos en beneficio propio y de la sociedad.

6)      Etc. etc. etc.

Según la RAE, ARRIBISTA: Persona ambiciosa y que progresa sin mostrar escrúpulos.  Pero, para el nuevo concepto, no resulta tan malo ser ARRIBISTA, de acuerdo con el lenguaje del terror del régimen del amor. 

¡Aleluya! Por todos los ´nuevos´ arribistas que hacen del mundo un hogar apto para la vida y el progreso. 

viernes, 30 de junio de 2023


 

EL AMOR Y LA INDIFERENCIA

Es un día liviano, hecho como para el reencuentro inmaculado entre el amor y la indiferencia. 

Aunque se conocieron en los comienzos del mundo, jamás se han reconocido el uno en el otro, y aunque recorren el sendero tomados de la mano, cada uno camina por su lado.  Pese a ello, el amor siempre ha sido cercano y la indiferencia distante, per se.

De tal forma que, como PENSAR es un derecho innato de la mente humana, el amor siempre ha soñado que es silenciosamente correspondido y que, por ende, ha llegado el momento de franquear el velo invisible que imponen los compromisos morales.  Por eso, con la promesa inquebrantable de protegerle su honra y dignidad, el amor jura mantener en pulcro secreto esta pretendida relación.  No obstante, si bien es cierto que PENSAR es un derecho innato de la mente humana también lo es que ANALIZAR es una obligación de la razón individual.  ¡Pues bien!, cumpliendo con esta obligación, la indiferencia considera que este distanciamiento ha sido y es fruto de la más pura falta de atractivo personal y con total frialdad comprende que tras de la promesa de proteger su reputación y buen nombre, solo existe camuflada la malicia de quien está cultivando y protegiendo tan solo sus intereses personales y familiares.

Y así terminó este encuentro inmaculado.  Para el amor, en desilusión porque en medio la frialdad recibida durante toda la vida, siempre quiso soñar que esta frialdad era un mecanismo de defensa para ocultar un enamoramiento condenable por las normas sociales y familiares y, para la indiferencia, es una simple sorpresa al escuchar una confesión que habría preferido seguir ignorando…

… aunque me haya inspirado esta inútil nota…   

martes, 14 de junio de 2022

PLAZA DE MERCADO

 La Plaza de Mercado de Madrid (C/marca) revive.

Roberto, trabajador del puesto de verduras en la plaza de mercado del pueblo, está ocupado desgranando arveja; de repente, un cliente pide que ¡por favor! le pesen una ata’o de cebolla. 

Gildardo, el dueño del negocio, está encargado del manejo de los pagos de los clientes y al escuchar el pedido que hace el comprador, dice: “oí Roberto, que pesés una ata’o de cebolla…”. 

Ante la imperante orden, el trabajador reacciona de inmediato, y de mala gana contesta: ¡pues que lo pese él, que yo estoy ocupado en otra cosa!

Frente a la altanera expresión de su trabajador, el dueño del negocio contesta con soberbia: ¡vé este hijueputa, es que vos no sabés que al cliente hay que atenderlo?!

Sin inmutarse por el improperio lanzado por su patrón y sin intimidarse por los varios clientes allí presentes, Roberto responde en el mismo sentido: ¡vea hermano, más hijueputa es usted!  Plop… 

Gildardo, ¿quién es el patrón, sos vos o es él? -Dice una de las clientes, asombrada por la grosería del trabajador- A mí me llega a contestar así un trabajador, y es ya que lo estoy echando.

A la intolerante expresión de su clientela, Gildardo responde en un tono totalmente contrario; consecuente y coherente, dice:

“Y por qué lo voy a echar, mija… ¿por un madrazo?  Nooo, si es que él me devolvió el madrazo a mí.  No es pa’ tanto”.

De este relato que, siendo real, no es que tenga algo de extraordinario ni por bueno ni por malo, se puede deducir que ambos personajes se hablaron sin razón en un momento dado; y sin compartir ni tono ni vocabulario, también se puede colegir que en algún punto de la charla los dos se hablaron con sentido.