¡Cómo ha cambiado el mundo! Cada día y desde cualquier escenario, es fácil percibir una sofisticada inversión del concepto del bien y del mal. Y es que, al parecer, la VERDAD se nos volvió un mito que poco a poco ha ido cediendo su imperio a una diversidad de verdades erigidas desde la consciencia individual, como es lógico, siempre marcadas por un interés particular.
Lo dicho hasta aquí, es tan solo para contextualizar la extraña definición con la que ahora pretenden nombrar las actividades que le dieron y le dan forma a una sociedad pujante; la cual ya tiene que acostumbrarse a escuchar cómo, dentro de la política del amor difundida mediante un discurso de odio, todo lo que hasta ayer fue bueno hoy amaneció siendo malo.
Y es que en su verborrea alucinante por minimizar y ridiculizar a quien no comparte su delirio por ser líder mundial, salvador del planeta y de la especie humana, ahora tilda de ARRIBISTAS a:
1) Quien madruga a trabajar para conseguir su sustento y el de su familia, porque no espera ni limosnas ni dádivas de ninguna índole.
2) Quien defiende y propende por: un estado de derecho que garantice la justicia y ejerza la autoridad; una sociedad libre y consciente de sus derechos y obligaciones; la libre empresa que asegure un empleo digno; etc.
3) Quien se esfuerza por estudiar, con la esperanza de mejorar sus condiciones materiales sin depender de subsidios estatales ni limosnas oficiales.
4) Quien ejerce su voluntad para salir adelante por sus propios méritos.
5) Quien no tiene ni corazón ni intención de hacer daño al prójimo, porque ejerce sus dones y talentos en beneficio propio y de la sociedad.
6) Etc. etc. etc.
Según la RAE, ARRIBISTA: Persona ambiciosa y que progresa sin mostrar escrúpulos. Pero, para el nuevo concepto, no resulta tan malo ser ARRIBISTA, de acuerdo con el lenguaje del terror del régimen del amor.
¡Aleluya! Por todos los ´nuevos´ arribistas que hacen del mundo un hogar apto para la vida y el progreso.